El pasado 31 de mayo se cumplió un hito fundamental en el calendario electoral colombiano: venció el plazo legal para que funcionarios públicos, congresistas y líderes políticos que aspiren a la Presidencia renuncien a sus cargos, si quieren evitar inhabilidades para las elecciones de 2026. Esta fecha marca un punto de no retorno en la configuración del mapa electoral, definiendo quiénes pueden y quiénes no pueden participar en la contienda. Las renuncias de algunas figuras clave del oficialismo, así como las sorpresivas permanencias de otros, han comenzado a delinear los bloques políticos que se disputarán la Casa de Nariño el próximo año.
El marco legal: inhabilidades y plazos para aspirantes presidenciales
La legislación electoral colombiana establece que los funcionarios públicos que deseen aspirar a la Presidencia de la República deben renunciar a sus cargos con al menos un año de anticipación a la fecha de la elección. Considerando que la primera vuelta presidencial está programada para el 31 de mayo de 2026, el plazo límite para estas renuncias venció el pasado 31 de mayo de 2025.
Esta norma busca garantizar la equidad en la contienda electoral, evitando que quienes ocupan cargos públicos utilicen los recursos y la visibilidad de sus posiciones para favorecer sus aspiraciones políticas. Además, pretende asegurar que los funcionarios se dediquen plenamente a sus responsabilidades mientras ocupan sus cargos, sin distraerse con actividades de campaña.
La inhabilidad afecta a una amplia gama de funcionarios, desde ministros, directores de departamentos administrativos y embajadores, hasta gobernadores, alcaldes y congresistas. Quienes no renuncien dentro del plazo establecido quedan automáticamente inhabilitados para participar en las elecciones presidenciales del próximo año.
Las renuncias en el oficialismo: la carrera por la sucesión de Petro
En los meses previos al vencimiento del plazo, varios funcionarios del gobierno de Gustavo Petro presentaron sus renuncias para habilitar sus aspiraciones presidenciales. Estas decisiones reflejan tanto ambiciones personales como movimientos estratégicos dentro del oficialismo para asegurar la continuidad del proyecto político.
Gustavo Bolívar: del Departamento de Prosperidad Social a candidato presidencial.
Una de las figuras más destacadas que renunció para habilitar su candidatura fue Gustavo Bolívar, quien hasta hace poco se desempeñaba como director del Departamento de Prosperidad Social. Bolívar, quien previamente fue senador por el Pacto Histórico y es conocido por su cercanía con el presidente Petro, ha sido mencionado consistentemente como uno de los posibles sucesores del actual mandatario.
Su renuncia no sorprendió a los analistas políticos, pues desde hace meses venía perfilándose como una de las cartas fuertes del oficialismo para las elecciones de 2026. Las incipientes encuestas electorales lo ubican entre los líderes de intención de voto, junto a figuras como Sergio Fajardo y Vicky Dávila.
La candidatura de Bolívar representa la continuidad más directa del proyecto político de Petro, lo que podría ser tanto una ventaja como un desafío en un contexto donde el actual gobierno enfrenta niveles significativos de desaprobación en algunos sectores de la población.
Roy Barreras: de la embajada en Londres a la arena electoral.
Otra figura destacada del oficialismo que renunció para habilitar su candidatura fue Roy Barreras, quien se desempeñaba como embajador de Colombia en el Reino Unido. Barreras, quien ha sido una figura política versátil a lo largo de su carrera, transitando por diferentes partidos y coaliciones, fue presidente del Congreso durante el primer año del gobierno Petro y jugó un papel clave en la aprobación de varias iniciativas legislativas del Ejecutivo.
A diferencia de Bolívar, Barreras representa un perfil más moderado dentro del oficialismo, con mayor capacidad de diálogo con sectores políticos diversos. Esta característica podría posicionarlo como una opción viable para un “frente amplio” que busque asegurar la continuidad del gobierno actual sin polarizar excesivamente.
Su experiencia política y su habilidad para construir consensos podrían ser activos importantes en una campaña electoral, aunque también enfrenta cuestionamientos por su trayectoria política cambiante, que algunos críticos califican como oportunista.
Camilo Romero: del regreso de Argentina a la oficialización de su candidatura
El exembajador de Colombia en Argentina, Camilo Romero, también renunció a su cargo diplomático para habilitar su candidatura presidencial. Romero, quien fue gobernador de Nariño y ha sido una figura política con cierta independencia dentro de la izquierda colombiana, oficializó su aspiración el pasado 3 de junio en un evento en Bogotá.
“El camino es el que ya empezó el país. Es momento de reafirmar el propósito”, declaró Romero durante su anuncio, acompañado por varios congresistas del Pacto Histórico. Su candidatura busca posicionarse como una opción que dé continuidad al proyecto político actual, pero con un estilo propio y posiblemente menos polarizador.
Romero ha destacado que regresó al país hace dos meses, tras su paso por Argentina, para dialogar con diversos sectores. “Hoy ratifico: tenemos un objetivo, y es ganar. Y para ganar, tenemos que construir una candidatura en conjunto”, afirmó durante su anuncio [2]. Esta declaración sugiere su disposición a participar en procesos de consenso dentro del oficialismo para definir una candidatura unificada.
Un aspecto interesante de su lanzamiento fue la presencia de congresistas como Esmeralda Hernández, León Fredy Muñoz, Inti Asprilla y Eduard Sarmiento. Particularmente significativa fue la invitación de Muñoz y Asprilla para que Romero regrese a la Alianza Verde y sea el candidato del partido. “Necesitamos un Verde Verde de verdad”, expresó el senador Asprilla [2]. Sin embargo, Romero ha mantenido sus opciones abiertas, afirmando que ha recibido propuestas de varios partidos políticos y no descartando la posibilidad de aspirar por firmas.
Las sorpresas: quienes decidieron no renunciar
Tan reveladoras como las renuncias fueron las decisiones de algunos funcionarios que, contra los pronósticos, optaron por mantenerse en sus cargos, renunciando así a la posibilidad de participar en las elecciones presidenciales de 2026.
Guillermo Alfonso Jaramillo: la permanencia en el Ministerio de Salud.
Una de las sorpresas más comentadas fue la decisión del ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, de no renunciar a su cargo. Había expectativa por una eventual renuncia de Jaramillo para buscar el aval del Pacto Histórico como candidato presidencial, pero finalmente optó por continuar al frente de su ministerio.
Esta decisión podría interpretarse de diversas maneras: como un compromiso con la gestión en un área crítica como la salud, como una evaluación realista de sus posibilidades electorales, o como parte de una estrategia más amplia del gobierno para mantener a figuras clave en posiciones de poder durante el último tramo del mandato de Petro.
Lo cierto es que la permanencia de Jaramillo en el Ministerio de Salud elimina a un potencial candidato del oficialismo y podría contribuir a la consolidación de otras figuras como Bolívar, Barreras o Romero como opciones del Pacto Histórico para 2026.
Carlos Amaya: la sorpresa desde la Gobernación de Boyacá
Otra decisión inesperada fue la del gobernador de Boyacá, Carlos Amaya, quien finalmente anunció que no abandonaría su cargo para buscar la presidencia. Amaya, quien pertenece a la Alianza Verde y ha sido una figura política en ascenso, era considerado un potencial candidato con capacidad de atraer a sectores moderados y regionales.
Según declaraciones del propio Amaya, su decisión estuvo motivada por una situación familiar inesperada que lo llevó a priorizar su actual responsabilidad como gobernador. Esta explicación ha sido recibida con cierto escepticismo por algunos analistas, que sugieren que podrían existir cálculos políticos detrás de la decisión.
La permanencia de Amaya en la Gobernación de Boyacá tiene implicaciones significativas para la Alianza Verde, que pierde a uno de sus posibles candidatos presidenciales. Esta situación podría beneficiar indirectamente a Claudia López, exalcaldesa de Bogotá, quien a pesar de haber renunciado al partido, mantiene vínculos con algunos de sus miembros y podría atraer a votantes que tradicionalmente han apoyado a los verdes.
Las figuras del Pacto Histórico en carrera
Además de Bolívar, Barreras y Romero, otras figuras del oficialismo han manifestado su interés en participar en la contienda presidencial, configurando un escenario de competencia interna en el Pacto Histórico.
María José Pizarro: la continuidad desde el Congreso.
La senadora María José Pizarro, hija del asesinado líder del M-19 Carlos Pizarro y una de las voces más reconocidas de la izquierda en el Congreso, sigue en carrera para las elecciones de 2026. Su perfil, asociado a la memoria histórica y a las luchas sociales, podría resonar con sectores progresistas del electorado.
Pizarro representa una opción de continuidad del proyecto político actual, con énfasis en temas como la paz, la justicia social y los derechos humanos. Su candidatura podría atraer especialmente a votantes jóvenes y a sectores urbanos progresistas.
Susana Muhamad: de Ambiente a la arena presidencial.
La exministra de Ambiente Susana Muhamad también figura entre las posibles candidatas del oficialismo. Su perfil, vinculado a temas ambientales y de sostenibilidad, podría ser atractivo en un contexto global y nacional donde estas preocupaciones ganan cada vez más relevancia.
Muhamad representa una opción que combina la experiencia en gestión pública con un enfoque en temas específicos como la crisis climática y la transición energética. Su candidatura podría atraer a votantes preocupados por estos temas, así como a sectores técnicos y académicos.
Carolina Corcho: la polémica exministra de Salud
Otra figura que ha sido mencionada como posible candidata del oficialismo es Carolina Corcho, exministra de Salud. Su paso por el ministerio estuvo marcado por controversias, particularmente en torno a la reforma al sistema de salud, lo que la convirtió en una figura polarizadora.
Corcho representa una opción más radical dentro del oficialismo, con un discurso crítico hacia sectores empresariales y políticos tradicionales. Su candidatura podría atraer a votantes que buscan transformaciones profundas en áreas como la salud y la seguridad social, aunque también podría generar resistencia en sectores moderados.
La definición de mecanismos de selección en el oficialismo.
Un aspecto crucial que deberá definirse en los próximos meses es el mecanismo mediante el cual el Pacto Histórico seleccionará a su candidato presidencial. Inicialmente se contempló una consulta interpartidista el 26 de octubre, pero esta idea ha perdido fuerza debido a la percepción de que Bolívar, considerado cercano al presidente Petro, podría ganar con holgura, lo que no genera consenso en el bloque.
La definición de este mecanismo será determinante para la unidad del oficialismo de cara a las elecciones. Un proceso percibido como justo y transparente podría fortalecer al candidato seleccionado, mientras que controversias o divisiones en esta etapa podrían debilitar las posibilidades electorales del bloque.
Las opciones incluyen desde consultas abiertas o cerradas hasta procesos de consenso entre las diferentes fuerzas que componen el Pacto Histórico. La decisión final dependerá tanto de consideraciones estratégicas como de la capacidad de los diferentes líderes para negociar y ceder en función de un objetivo común.
La candidatura única de exgobernadores y exalcaldes
Un movimiento político significativo que se ha producido en paralelo al vencimiento del plazo para renuncias es el anuncio de una candidatura única por parte de exgobernadores y exalcaldes del país. Esta iniciativa, que se encuentra en una etapa inicial, tiene cuatro propósitos concretos: consolidar una agenda común nacional, establecer el mecanismo democrático y las reglas de juego para la elección del candidato, e invitar a otros sectores a participar y sumarse a la iniciativa.
“Continuaremos dialogando con los ciudadanos y los distintos sectores del país, para construir una propuesta transformadora, capaz de liderar a Colombia hacia el orden, la justicia y el progreso“, afirmaron los exmandatarios en un comunicado conjunto.
Entre los nombres que suenan como posibles candidatos de este bloque se encuentran Juan Guillermo Zuluaga (exgobernador del Meta), Aníbal Gaviria (exgobernador de Antioquia), Héctor Olimpo Espinosa (exgobernador de Sucre), Juan Carlos Saldarriaga (exalcalde de Soacha), Juan Carlos Cárdenas (exalcalde de Bucaramanga) y, posiblemente, Jaime Pumarejo (exalcalde de Barranquilla).
Los exmandatarios locales y departamentales también señalaron que sus ejes prioritarios serán la política social, la seguridad, la autonomía fiscal, el desarrollo económico y la construcción de un país más justo. Esta plataforma programática busca posicionarlos como una alternativa de centro, con énfasis en la gestión pública y el desarrollo territorial.
La candidatura única de exgobernadores y exalcaldes representa un intento de capitalizar la experiencia en gestión territorial y la cercanía con las problemáticas locales como activos para una propuesta presidencial. Su éxito dependerá tanto de la capacidad para construir consensos internos como de la resonancia que su mensaje tenga en un electorado cada vez más escéptico frente a las promesas políticas tradicionales.
El panorama en la oposición.
Mientras el oficialismo comienza a definir sus candidaturas, en la oposición también se producen movimientos significativos, aunque con un ritmo diferente y con algunas definiciones aún pendientes.
Centro Democrático: la búsqueda del mecanismo adecuado
En el Centro Democrático, principal partido de oposición, no hay consenso sobre el mecanismo para escoger entre sus cinco precandidatos. Las opciones incluyen desde una consulta interna hasta procesos de consenso o encuestas, pero la decisión final aún no se ha tomado.
La definición de este mecanismo será crucial para la unidad del partido y para las posibilidades electorales de su candidato. Un proceso divisivo podría debilitar sus opciones frente a un oficialismo que, a pesar de sus diferencias internas, ha demostrado capacidad para unirse en momentos electorales decisivos.
Cambio Radical: la espera por Vargas Lleras
En Cambio Radical, las miradas están puestas en Germán Vargas Lleras, quien no ha anunciado oficialmente su aspiración pero es considerado el candidato natural del partido. Según algunas fuentes, el partido parece inclinarse por su candidatura, aunque no sin resistencias internas.
Vargas Lleras, quien fue vicepresidente durante el gobierno de Juan Manuel Santos y ha sido candidato presidencial en elecciones anteriores, representa una opción de centro-derecha con experiencia en gestión pública y reconocimiento nacional. Su decisión de participar o no en la contienda será determinante para la configuración del bloque opositor.
Partido Conservador: la búsqueda de alianzas
El Partido Conservador, según algunas fuentes, no presentaría aspirante propio, pero baraja la posibilidad de negociar la vicepresidencia en una fórmula unificada de derecha. Esta estrategia refleja tanto una evaluación realista de sus posibilidades electorales como un intento de maximizar su influencia política a través de alianzas.
Entre los nombres que se mencionan para una eventual fórmula vicepresidencial están Efraín Cepeda, presidente del Senado, y Nadia Blel, directora del partido. Ambos representan perfiles con experiencia legislativa y capacidad de diálogo con diferentes sectores políticos.
Partido Liberal: la búsqueda de una alianza amplia
El Partido Liberal, bajo la dirección de César Gaviria, continúa insistiendo en la necesidad de construir una alianza amplia de oposición al actual gobierno. Esta estrategia busca superar la fragmentación del espectro político no oficialista y presentar una alternativa viable frente al Pacto Histórico.
La capacidad del liberalismo para articular esta alianza dependerá tanto de la habilidad política de Gaviria como de la disposición de otros sectores para ceder en función de un objetivo común. El éxito de esta estrategia podría ser determinante para las posibilidades de la oposición en las elecciones de 2026.
Las encuestas preliminares: un panorama aún incierto
Las incipientes encuestas electorales para las elecciones presidenciales de 2026 no han mostrado un líder sólido que se despegue decididamente del pelotón. Figuras como el exalcalde de Medellín Sergio Fajardo, quien lideró la coalición de centro en 2022, el exsenador Gustavo Bolívar del Pacto Histórico, y la comunicadora Vicky Dávila suelen estar a la cabeza de estos primeros sondeos.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que estas encuestas preliminares tienen un valor limitado, dado que la contienda electoral apenas comienza y muchas candidaturas aún no se han oficializado. Además, la experiencia de procesos electorales anteriores muestra que las preferencias ciudadanas pueden cambiar significativamente a medida que se acerca la fecha de las elecciones.
Lo que sí reflejan estas encuestas es la fragmentación del panorama político colombiano, con múltiples liderazgos que cuentan con bases de apoyo significativas pero no mayoritarias. Esta situación anticipa una primera vuelta electoral altamente competitiva, con la probabilidad de que ningún candidato logre la mayoría absoluta, lo que llevaría a una segunda vuelta entre los dos más votados.
El calendario electoral: la cuenta regresiva hacia 2026
El vencimiento del plazo para renuncias marca el inicio de una cuenta regresiva hacia las elecciones presidenciales de 2026. Los próximos hitos importantes en este calendario incluyen:
•19 de octubre de 2025: Elección de consejos de juventud.
•26 de octubre de 2025: Día de las consultas partidistas.
•8 de noviembre de 2025: Comienzo de inscripción de candidaturas al Congreso.
•17 de noviembre de 2025: Concluye el período de recolección de firmas de candidatos.
•8 de diciembre de 2025: Se cierra el período de inscripción de candidatos al Congreso.
•8 de enero de 2026: Comienzan el sorteo y la publicación de listas de jurados de votación.
•31 de enero de 2026: Se inicia la inscripción de candidatos a la Presidencia.
•8 de marzo de 2026: Elecciones al Congreso y consultas interpartidistas.
•1 de marzo de 2026: Cierre de la etapa de inscripción de candidatos a la Presidencia.
•31 de mayo de 2026: Primera vuelta de la elección presidencial.
•21 de junio de 2026: Segunda vuelta de las elecciones presidenciales.
Este calendario establece los plazos y momentos clave que marcarán el ritmo de la contienda electoral. Las consultas partidistas de octubre y las elecciones al Congreso de marzo serán particularmente significativas, pues definirán tanto los candidatos de las principales coaliciones como la composición del Legislativo con el que deberá trabajar el próximo presidente.
Un mapa electoral en construcción
El vencimiento del plazo para renuncias de funcionarios públicos marca un punto de inflexión en la configuración del mapa electoral para las elecciones presidenciales de 2026. Las decisiones tomadas por diferentes actores políticos en esta coyuntura tendrán consecuencias significativas para el desarrollo de la contienda electoral.
Las renuncias de figuras clave del oficialismo como Bolívar, Barreras y Romero, así como las sorpresivas permanencias de otros como Jaramillo y Amaya, comienzan a delinear los bloques políticos que se disputarán la Casa de Nariño. A esto se suma la proliferación de candidaturas por firmas y los movimientos en los partidos tradicionales, configurando un panorama electoral complejo y fragmentado.
En los próximos meses, a medida que avance el calendario electoral, se irán definiendo con mayor claridad las candidaturas y alianzas que competirán en 2026. Lo que ya es evidente es que la sucesión de Petro será altamente disputada, con múltiples actores políticos que ven en estas elecciones una oportunidad para redefinir el rumbo del país tras un gobierno que ha generado altos niveles de polarización.
La capacidad de los diferentes sectores para construir consensos, articular propuestas atractivas para el electorado y superar la fragmentación será determinante para sus posibilidades de éxito. En un contexto de desafíos económicos, sociales y de seguridad, los colombianos esperarán de los candidatos no solo promesas de cambio, sino también propuestas concretas y viables para abordar los problemas que afectan su vida cotidiana.